domingo, 1 de febrero de 2015

“Dime con quién andas y te diré quién eres”

En días pasados la Unión sindical Obrera USO visitó a los trabajadores de la multinacional Pacific Rubiales en el municipio de puerto Gaitán, Meta, sorpresivamente a su paso encontraron un cerco militar respaldado por un sindicato. Sí señores, un sindicato afiliado a la central CGT, que ahora no solo se dedica a defender los intereses de las “pobres” multinacional petroleras, sino también se dedica a maltratar a sus trabajadores.

Este supuesto sindicato es la Unión de Trabajadores de la Industria Energética Nacional, UTEN, creada por un reconocido calanchín de la clase obrera, Alex Iván Ortiz Bueno, que como su apellido lo indica, le gusta vivir bien “bueno”, pero con la platica de los trabajadores. Este vividor del sindicalismo a mediados de los 90 se caracterizaba por su discurso radicalozo, hablaba de la defensa de lo público y rechazaba la privatización del sector eléctrico colombiano, hoy defiende los intereses de la multinacional que más platica le ha robado a nuestro país, Pacific Rubiales, e impulsa el sindicalismo empresarial.

¡Qué “Bueno” es vivir del sindicalismo! Pero como para hacer parte de este negocio también se necesita del auspicio de una Central, aparece por arte de magia la Central que más le gusta visitar a nuestro amigo Álvaro Uribe Vélez, la CGT, “blanco es gallina lo pone”. Será que al señor Bueno, además de gustarle cuidar los intereses de las multinacionales, ahora don Julio Roberto, el vocero de los trabajadores, le encargó cuidar los intereses de las marraneras de su compinche el senador Uribe, que, por cierto, con mucho esfuerzo desplazó y desterró a cientos de indígenas Sikuanis en esta zona petrolera.

Lamentable que una Central que se supone debe defender los derechos de los trabajadores se preste para semejante despropósito. El señor Julio Roberto, zángano del sindicalismo, es de esos personajes que se acostumbró a trabajar para el mejor postor, zalamero de Víctor Baena fundador de esta central, luego andaba con el narco Mario de J. Valderrama, otro pura sangre uribista, y como entre lagartos se entienden terminó al lado del ex vicepresidente y ex sindicalista, Angelino Garzón. Hoy en día como Santos no les dio la mermelada que se merecían, par de joyitas andan debajo de las naguas del centro democrático.

Los ladrones de cuello blanco no están solamente en el congreso de la república, desafortunadamente en nuestras centrales se han enquistado elementos que encuentran en el sindicalismo una buena forma de vivir. Los sindicatos nacieron para defender los derechos de los trabajadores, no para hacer empresitas como sueña el señor Alex Iván Ortiz Bueno o para andar politiqueando como lo hace el señor Julio Roberto, debemos rescatar el buen sentido de la organización sindical y desenmascarar este tipo de personajes que tanto daño hacen en nombre de los trabajadores colombianos.

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